domingo, 7 de diciembre de 2014

El desgarrador poema de amor de un “obsesivo compulsivo”.

  • “La primera vez que la vi…
  • Todo en mi cabeza se silenció
  • Todos los ticks, las imágenes constantes desaparecieron.
  • Cuando tienes trastorno obsesivo compulsivo en realidad no tienes momentos callados.
  • Inclusive en la cama estoy pensando:
  • ¿Cerré las puertas? Sí
  • ¿Me lavé las manos? Sí
  • ¿Cerré las puertas? Sí
  • ¿Me lavé las manos? Sí
  • Pero cuando la vi, la única cosa en la que pude pensar fue en la curva de la horquilla de sus labios.
  • O la pestaña en su mejilla–
  • La pestaña en su mejilla–
  • La pestaña en su mejilla.
  • Sabía que debía hablar con ella
  • La invité a salir seis veces en treinta segundos.
  • Ella dijo que sí después de la tercera,
  • pero ninguna de las veces que pregunté se sintió bien así que tenía que seguir haciéndolo.
  • En nuestra primera cita,
  • pasé más tiempo organizando mi comida por colores de lo que pasé comiéndola o hablando con ella.
  • Pero le encantó.
  • Le encantaba que tuviera que besarla para despedirme 16 veces, o 24 si era miércoles.
  • Le encantaba que me tomaba todo el tiempo caminar hacia casa porque había muchas grietas en la banqueta.
  • Cuando nos mudamos juntos ella dijo que se sentía segura,
  • como si nadie nos fuera a robar porque definitivamente había cerrado la puerta 18 veces,
  • Yo siempre veía su boca cuando hablaba–
  • Cuando hablaba–
  • Cuando hablaba–
  • Cuando hablaba–
  • Cuando hablaba;
  • Cuando me dijo que me amaba, su boca se curveaba hacia arriba en los bordes.
  • En la noche ella se acostaba en la cama y me veía apagar todas las luces, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas, y prenderlas, y apagarlas.
  • Ella cerraba los ojos y se imaginaba que los días y las noches pasaban frente a ella.
  • Algunas mañanas empezaba a besarla para despedirme y ella sólo se iba porque estaba haciéndola llegar tarde al trabajo.
  • Cuando me detenía en las grietas de la banqueta ella seguía caminando.
  • Cuando me decía que me amaba su boca era una línea recta.
  • Me dijo que estaba tomando mucho de su tiempo.
  • La semana pasada empezó a dormir en casa de su madre.
  • Me dijo que nunca debió dejarme apegarme tanto a ella; que todo esto fue un error,
  • pero… ¡¿Cómo podría ser un error que no tenga que lavarme las manos después de tocarla?!
  • El amor no es un error y me está matando que ella pueda salirse de esto y yo no.
  • No puedo–
  • No puedo salir y encontrar a alguien nuevo porque siempre pienso en ella.
  • Usualmente, cuando me obsesiono con algo, veo gérmenes escabulléndose en mi piel.
  • Me veo a mí mismo siendo atropellado por una infinita línea de coches.
  • Y ella fue la primera cosa hermosa en la que alguna vez me he estancado.
  • Quiero despertar todas las mañanas pensando en la manera en la que agarra el volante.
  • Cómo mueve las manijas de la regadera como si estuviera abriendo una caja fuerte.
  • En cómo sopla las velas–
  • cómo sopla las velas–
  • cómo sopla las velas–
  • cómo sopla las velas–
  • cómo sopla…
  • Ahora sólo pienso en quién más está besándola.
  • No puedo respirar porque él sólo la besa una vez­– ¡No le importa si es perfecto!
  • La quiero de regreso tanto que…
  • Dejo la puerta sin cerrar.
  • Dejo las luces prendidas”.
  • Neil Hilborn.

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