Las cosas que no nos dijimos

“– ¿Es que tú has conocido la soledad?
  – Nos hemos frecuentado mucho ella y yo, largos años, si es lo que quieres saber, pero me bastaba con pensar en ti para ahuyentarla. Digamos que he tomado conciencia de varias cosas, un poco demasiado tarde, desde luego; y, con todo, no puedo quejarme, la mayoría de los estúpidos como yo no pueden disfrutar de una partida extra, aunque sólo dure unos días. Mira, aquí tienes otras palabras sinceras: te he echado de menos, y ya no puedo hacer nada para recuperar ese tiempo perdido. Lo dejé pasar como un idiota porque creía tener obligaciones, un papel que interpretar, cuando el único y el verdadero escenario de mi vida eras tú. Bueno, basta de charlas, y, además, ya te lo he dicho, es tu vida”